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lunes, 25 de octubre de 2010

Pena de muerte a la Rionegrina

Anoche la Policía asesinó a otro chico por la espalda en la Provincia de Río Negro. Caso calcado al de Bonefoi en Bariloche: sospechoso de robar, fácil de matar. Hay dos policías detenidos. Los funcionarios del Estado Provincial, acercan sus condolencias a la familia.
La Cantora-Río Negro

El chico asesinado se llama Guillermo Trafiñanco. Tenía 16 años y vivía en el Barrio Lavalle de la ciudad de Viedma. Era un pibe pobre, de familia pobre, de un barrio pobre. Guillermo de esta manera, reunía todas la condiciones para ser asesinado por la policía.

Meses atrás, desde la asunción como Secretario de Seguridad de la Provincia de Río Negro, el ex jefe dela policía provincial, Víctor Cufré, adoptó al gatillo fácil, el vejamen, la tortura y el apriete como política de Estado para pobres.

Cufré no está solo, por supuesto. El Ministro de Gobierno, Diego Larreguy no ahorró felicitaciones en estos meses para el ex policía; quién ha sido premiado y respaldado en su cargo por su jefe político.

El asesinato de Trafiñanco, es el cuarto caso de gatillo fácil que sale a la luz. Los crímenes de Diego Bonefoi, Cárdenas y Carrasco en Bariloche en los primeros días de Julio de este año, fueron la presentación de la nueva decisión política de dos caras en materia de seguridad para la Provincia de Río Negro.

Por un lado, vía libre a las Fuerzas de Seguridad para los maltratos, vejámenes, torturas y asesinatos de niños y jóvenes pobres. La otra faceta, la componen la hipocresía de la clase política. Se envían desde los despachos condolencias a las familias destrozadas, se detiene preventivamente al verdugo policial de turno, y se lavan las responsabilidades políticas con comités de crisis y declaraciones berretas.

Desde hace meses, el termómetro está candente en los barrios rionegrinos. Los abusos policiales saltan diariamente en las conversaciones de vecinos y en los cuerpos de los maltratados y torturados.

Gobernador Miguel Saiz, los pobres seguimos contando muertos. Pero debemos decir también, que ya no hace falta un milico en el poder, ni una dictadura cívico-militar para sembrar miedo.

En Río Negro, reina el terror como política de Estado. Póngale el nombre que quiera, señor lector. Ahora, otra bala está viajando hacia una espalda.

Contacto:
Diego Candia: 02920 - 15628352
Pablo Casals: 02920 - 15550196

viernes, 15 de octubre de 2010

Jueves, 7 de octubre de 2010

Todos los que matan a Matías

Por Andrea Homene *
A Matías Berardi lo asesinaron, el martes de la semana pasada, según dicen hasta el momento los investigadores, los miembros de una familia que lo habían secuestrado para pedir 500 pesos de rescate: atrocidad injustificable que merece la más enérgica condena. Pero no fueron sólo ellos quienes terminaron con la vida de este chico de 16 años. A Matías lo asesinaron los vecinos, que lo vieron correr desesperado pidiendo ayuda pero, como era perseguido por otras personas que gritaban que les había robado (luego se sabría que eran sus secuestradores), no intervinieron para asistirlo.
También lo asesinaron los periodistas que instalan en el imaginario del público la idea de que los jóvenes son los responsables de todos los problemas de inseguridad. El remisero que no dudó en huir cuando vio al joven acercarse a su automóvil con intenciones de abordarlo también lo asesinó.
Lo mataron además quienes vieron cómo Matías era finalmente interceptado por un automóvil, subido a golpes, y no hicieron nada para evitarlo. También lo mató la policía, que alertada “porque un menor intentó asaltar a un remisero y luego fue subido a un auto”, hizo un breve recorrido por el barrio y se retiró. A Matías lo mató la clase media, que construye bunkers rodeados por doble alambrado electrificado para subrayar las diferencias entre un adentro habitado por los buenos ciudadanos y un afuera infectado de “malvivientes”.
Matías murió por ser un adolescente. Cargó, por un instante breve y fatal de su vida, con el estigma que cargan miles de adolescentes como él, que continuamente son agredidos, despreciados, maltratados, humillados, por los buenos ciudadanos que pagan sus impuestos y que reclaman airadamente bajar la edad de imputabilidad, endurecer las condenas (como si ser un adolescente de clase baja sin futuro ni ilusiones no fuera condena suficiente), que no salgan nunca más de la cárcel.
Existe otro Matías. Lo conozco. Está cumpliendo una probation. No vive en un barrio privado, no juega rugby, no asiste a un colegio bilingüe. Es morocho. Todos los días sale a vender productos de limpieza por la calle. Y casi todos los días la policía lo para, lo obliga a ponerse contra la pared, le hace abrir las piernas, someterse a la requisa, abrir su mochila, dejar caer su mercadería, soportar que se la pateen y juntar lo que queda de ella sin decir una sola palabra, porque, al menor atisbo de protesta por el atropello, pueden llevarlo a la comisaría por “resistencia a la autoridad”. Cualquier conflicto le haría perder la probation y podría derivar en su detención. El sabe que no puede reaccionar ante el funcionario policial; no puede defender su derecho a querer darle un curso diferente a su vida, a ganar honestamente el sustento de su familia. Debe callar y juntar del piso su mercadería pisoteada.
Los que creyeron que el otro Matías era un ladrón consideraron justo que fuera perseguido por sus presuntas víctimas y empujado al interior de un auto. A nadie se le ocurrió que, aun cuando hubiera cometido un delito, debía ser protegido de la persecución justiciera. Es más, si hubiera sido un ladrón, y sus víctimas, como ha sucedido, hubieran hecho “justicia” por mano propia, el discurso social ante la muerte del chico hubiera sido muy diferente. Los homicidas hubieran sido considerados casi como héroes. Difícilmente se hubiera establecido su responsabilidad y en el caso de que fueran identificados, un buen abogado habría logrado probar el “estado de emoción violenta” y así la inimputabilidad.
El otro Matías trata de sobrevivir en un medio que le es hostil y, cuando le pregunto qué necesita, contesta: “Una vida nueva”. Con este Matías, intentamos aún reparar todo el daño que se le ha hecho; que pueda algún día ilusionarse, desear, imaginar una vida en la que pueda andar libremente por la calle, trabajar, ir a bailar, sin tener que agachar la cabeza cuando la mirada del otro le dirige desprecio y burla.
* Psicoanalista. Perito psicóloga en una defensoría oficial del conurbano bonaerense.

miércoles, 6 de octubre de 2010

6 de octubre de 2010
PRENSA
COMISION POR LA MEMORIA DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
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La Plata
TORTURAS Y BRUTAL GOLPIZA A JOVEN EN UNA COMISARIA
Sucedió en la Comisaría 6° de La Plata.  “Estoy en condiciones de reconocer a los policías que me hicieron esto” dijo la víctima de sólo 17 años al denunciar el hecho ante la justicia penal. 
 
Un joven de 17 años fue brutalmente golpeado y torturado por personal de la Comisaría 6° de La Plata. El hecho, sucedió el 5 de octubre y fue denunciado hoy ante la justicia penal por el Defensor del Fuero de la Responsabilidad Penal Juvenil, Julian Axat, Roberto Cipriano García y Alicia Romero del Comité contra la Tortura de la Comisión Provincial por la Memoria y la Fiscal en turno, Silvina Pérez.
 
Según indica la denuncia, en la tarde de ayer personal de la Comisaría 6° informó a la Fiscalía penal Juvenil y la Defensoría Penal Juvenil en turno sobre la aprehensión de un joven de 17 años de edad, con motivo del presunto delito de resistencia a la autoridad. Se dispuso entonces su inmediata libertad. Al día siguiente, el joven, visiblemente golpeado, se presentó ante la justicia y señaló que cuando se encontraba en la casa de un amigo, arreglando su moto, un patrullero se detiene en lugar  y me sacan a golpes sin motivo alguno, me dan una paliza en el piso. Llegan cuatro patrulleros más y entre más o menos ocho policías me patean y golpean en el suelo, mientras los vecinos observaban. De allí me llevaron esposado a la Comisaría sin razón alguna, me llevaban hacia la zona de Punta Lara, yo pensaba que me llevaban al Río para matarme. Me decían “ahora te doy un tiro en los sesos y te arrojamos al río”. 
 
 
El relato del joven incluye la denuncia de torturas, puntualmente las prácticas conocidas como submarino seco y húmedo. “Me doy cuenta que me llevan a la Comisaría 6°, en eso escucho que por radio el acompañante que me dijo que me iban a tirar al río, que dice “consigan una bolsa”. Entro a la Comisaría por la entrada principal, me ingresan al calabozo del fondo, y dentro de ese lugar entre más o menos quince o veinte oficiales me comienzan a golpear en todo el cuerpo. En el piso uno de los oficiales me saca el cinturón de vestir y me comienza a dar cintazos con la hebilla sobre mi espalda desnuda en forma de látigo. Tengo en la espalda marcada la forma de la hebilla. En eso momento me sangraba del oído y de la boca. Pocos minutos después me hacen sentar en una silla afuera del calabozo con las manos atrás esposadas, me colocan una bolsa en la cabeza y me comienzan a asfixiar, mientras me golpeaban en el cuerpo con las culatas de armas y bastones de infantería. Así estuvimos más o menos una hora, me sacaban y me ponían la bolsa en la cabeza para asfixiarme y me pedían que firme los papeles por Resistencia a la autoridad. Al final, como yo no quería firmar, pusieron un tanque azul lleno de agua podrida en el piso, y me metieron la cabeza adentro y me sacaban y ponían igual que con la bolsa, y me pedían que firme. Me tuvieron más o menos así como treinta minutos, mientras me golpeaban y ahogaban”.
 
El joven también contó que luego de las torturas fue amenazado por personal policial: “me dijeron que si denunciaba lo que pasó se la iban a agarrar con mi familia y que yo era hombre muerto”.
 
El joven fue liberado alrededor de las 23 horas, luego de ser examinado en el Hospital Gutierrez: “después nuevamente me llevaron al calabozo de la Comisaría , lugar en el que ya habían limpiado mi sangre que había manchado el piso y las paredes. Yo al día de hoy he perdido la audición en el oído izquierdo izquierda, tengo moretones en todo el rostro y una profunda angustia y mucho miedo de lo que pueda pasar. Estoy en condiciones de reconocer a los policías que me hicieron esto” afirmó el joven de 17 años quién además señaló que el mismo día personal de la comisaría sexta detuvo y golpeó brutalmente a otro joven de 17 años.
 
El relato y las lesiones denunciadas coinciden con el informe médico de la perito Dra. Laura Rico, de la Asesoría del Cuerpo Técnico Auxiliar. La denuncia fue acompañada también por las fotografías tomadas en la asesoría pericial, que dan cuenta de la gravedad de los golpes y lesiones recibidas.

sábado, 2 de octubre de 2010

¿Servicio Cívico Voluntario?

La Cámara de Senadores le dio media sanción a un proyecto de ley que pretende crear un Servicio Cívico Voluntario. El texto propone que los jóvenes "en situación de riesgo" lleven a cabo sus estudios en cuarteles militares y no en instituciones públicas existentes. Los senadores de la UCR y del PJ Disidente que votaron a favor de la ley proponen al Ejército como un espacio de recepción y contención de jóvenes en riesgo social de entre 14 y 25 años.
Horacio Cecchi, periodista de Página 12,  manifestó su postura crítica frente a esta iniciativa. Destacó que si bien se expresa como una inclusión educativa, en la Cámara de Senadores no se discutió en la comisión de Educación, sino en las de Justicia y Asuntos Penales y Seguridad Interior y Narcotráfico. "Fue tratada dentro de un paquete de leyes de seguridad", explicó. "No es una solución de base. Porque si un jóven está en una situación de riesgo se debe trabajar desde un costado social, no policíaco", agregó Cecchi. El periodista destacó que este proyecto tiene un antecedente en la provincia de Mendoza, donde la iniciativa fracasó. Ahora queda pendiente el tratamiento de la ley en la Cámara de Diputados. Al respecto Cecchi sostuvo: "Si el debate fuera serio, debería ingresar por la Comisión de Educación".

Escuchá la entrevista a Horacio Cechi


Gentileza de: Rap, Colectivo de Colectivos
                       www.fmfutura.com.ar


Recortan a la mitad el presupuesto destinado a Pantalon Cortito

El municipio de La Plata, a través de una carta documento firmada por el secretarío de Desarrollo Social, Juan Pablo Crusat, le comunicó a los trabajadores de la Asociación civil Pantalón cortito que "por motivos netamente presupuestarios se determina ajustar los porcentajes sobre el pago de servicios a un %50 del total". En el marco de la columna radial de la APDN conversamos con Albertina Borjer, trabajadora del Hogar Convivencial que pertenece a la Asociación.

Escuchá la entrevista




Más información en: http://www.pantaloncortito.org.ar/