Por Claudia Rafael
(APe).- Cuando el pintor surrealista francés René Magritte escribió debajo de un cuadro en el que se veía una pipa, “esto no es una pipa” revolucionó a conciencia el mundo de la comunicación. Nos demostró con la crudeza de la cachetada que la imagen de una pipa no era a en verdad la pipa.
Perder de vista esa mirada de la realidad nos suele hundir en la no comprensión o, al menos, nos lleva a analizar apenas una o dos piezas perdidas del puzzle de nuestros días. Accionar el botón de encendido de un televisor a la hora del informativo nos zambulle de lleno en un universo veloz de imágenes que se multiplican hasta la confusión. Ver al movilero de turno corriendo detrás de una mujer que acaba de ser víctima de un robo suele deparar una escena que se repetirá hasta el hartazgo. “¿Fue un menor?”, “¿La golpeó?”, son dos constantes en el vocabulario de manual.
Gentileza de: Agencia Pelota de Trapo
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